martes, 28 de septiembre de 2010

Hábitos de lectura

Esta es una entrada que escribí hace un tiempo para otro blog, pero que es totalmente compatible con este. Lo he modificado un poco para actualizarlo, espero lo disfruten.
Hace un tiempo leí un artículo en donde se clasificaba a los lectores según donde leían. Yo leo en el viaje al trabajo y parece que eso es pecado mortal (bueno, no mortal mortal....). Según el artículo un auténtico lector era aquel de la silla de cuero al lado de la lámpara de pie (agregaría una pipa y una chimenea, pero eso ya es decir mucho, no?), aquella persona que diariamente se tomaba sus dos o tres horas para disfrutar de la calma de la casa y un buen libro. ¿Cuántos errores ven Uds. acá? Yo veo varios: No todos tenemos una casa suficientemente espaciosa como para tener nuestro "rincón de lectura", tampoco lo suficientemente grande como para que los sonidos del resto de los miembros de la casa no lleguen a tus oídos. Ni hablar del tiempo, entre el dichoso cambio de horario para ganar horas de luz, y los problemas con el transporte, llegas a casa con apenas unos minutos para hacer la comida, darte una ducha, comer, lavar los platos, estar un rato con la familia y ... ya tienes que irte a dormir. Y justamente intentar ganar tiempo es lo que hacen la mayoría de los lectores. Sacan tiempo de donde pueden: leen en vacaciones, debajo de una sombrilla, aprovechando que el resto de la familia juega en el agua, con un ojo en los niños, por supuesto. Leen en el horario de almuerzo, cuando salen a tomar un café y quieren olvidar el trabajo, con un ojo en el reloj, a ver si se les pasa la hora y después tienen que inventar excusas. Leen en el colectivo, tren, subte y en las distintas paradas, porque si hay un lugar en el que tienes "tiempo muerto" es justamente el viaje desde o hacia casa, con un ojo en la cartera, otro en que no suba una embarazada, un anciano, un discapacitado, colgados del caño porque no tenemos asiento, odiando cada lomo de burro, bache o frenada abrupta, y con una neurona que nos indica mirar de vez en cuando por la ventana, a ver si todavía nos pasamos la parada o estación. Todos estos lectores que "ganaron tiempo", entre los que estoy incluida, amarían la silla de cuero, la lámpara de pie, la chimenea (la pipa no porque no fumo) y las dos horitas diarias en silencio y paz... pero por no tenerlas somos malos lectores. De hecho casi no somos lectores en absoluto.
Cuando era chica no me gustaba leer, como a muchos. Muchos libros me decepcionaron, odié "El Principito" cuando me lo hicieron leer en la escuela primaria. Me gustaban más los libros "Elige tu propia aventura", donde el lector decidía como terminaba la historia y si no te gustaba el final, volvías a leerlo y tomabas otras decisiones cambiando el desenlace. Al crecer tuve etapas en las cuales empezaba a leer sin parar, hasta que me topaba con un libro que no me gustaba, aquel libro que no podía terminar porque la historia no me convencía... y ahí era cuando dejaba de leer, porque me resistía a dejar un libro por la mitad, tardaba mucho para terminarlo y cuando lo hacía no quería volver a leer por algún tiempo. Después llegaron El Señor de los Anillos, Harry Potter y Artemis Fowl... todas sagas de fantasía, para adultos la primera, para niños y jóvenes las segundas, y en espera de la salida del próximo, había un deseo de seguir leyendo. Y encontré que no fui la única que pasó por esto. Muchos amigos virtuales, muchos compañeros de foros habían desarrollado un gusto por la lectura a partir de estas nuevas obras. Ahora hay toda una nueva generación de lectores que revuelven librerías a la espera de un nuevo hallazgo literario, innumerables sagas y libros "infantiles-juveniles" que se vuelven películas de cine y despierta la curiosidad y la ansiedad de muchos nuevos lectores.
Pero muchos se burlan de estos fenómenos literarios de los últimos tiempos. Las críticas han llevado a las editoriales a crear estrategias interesantes, porque el hecho es que todos esos libros tienen mucha salida. Estas estrategias van desde sacar ediciones con "tapa para adultos" y poner en letras grandes el título del libro y muy chiquito el de la saga, hasta sacar ediciones "símil cuero" y con letras doradas para darle un poco de estatus al libro, así no te miran raro en el colectivo. Qué tienen de malo estos libros? Más arriba comenté que muchos chicos empezaban leyendo estos "fenómenos mediáticos" (porque ocupan más que solo un libro, hay cine e internet involucrados) y terminaban leyendo toda clase de literatura, muchas veces llegan a los "grandes autores" que antes de tener la costumbre de leer les hubieran resultado difíciles. Lo mismo pasa con la gente adulta, muchos desarrollan vínculos con la literatura que comienzan con autores "de moda" o con libros que salen con los diarios, para llegar luego a clásicos de la literatura y a revolver librerías (ya sea las librerías comerciales, o las librerías de saldos que inundan la calle Corrientes con ediciones económicas, libros viejos y colecciones incompletas). Entonces, si el objetivo es el mismo, no deberíamos criticar tan rápidamente por donde empiezan a leer, sino agradecer que por algún lado lo hacen y de ese modo desarrollan un gusto que irán refinando con el tiempo.
Y por último, la fantasía que a mi tanto me critican es mucho mejor ejercicio mental que la realidad que me rodea. Cuando viajo me voy a una tierra en donde sé quien es el malo, el héroe y el hombre común. Los buenos son justos, los malos son crueles y los sabios guían el espíritu. El pueblo respeta o lucha. Hay justicia, por lo menos al final y una promesa de mantener la paz y la justicia después de la palabra FIN, que uno cree eterna. Cuando levanto la vista del libro, ya sea porque llegué al destino o porque debo hacer combinaciones en el transporte, ya no puedo distinguir quien mira para robar, quien mira para sacar ventaja, quien me quiere dar un asiento o quien me desea un buen viaje, y lo mismo pasa al abrir el diario, ya uno no distingue entre las noticias reales y las falsas, entre las estadísticas inventadas y las recogidas en la calle, de las medidas que te van a beneficiar y aquellas que solo sirven para beneficiar a unos pocos. En resumen, prefiero irme todos los días a un reino justo y con héroes, es la forma más sana de evadir la realidad.

1 comentario:

  1. No puedo estar más que de acuerdo contigo en cada una de tus palabras.

    me hubiera gustado leer ese artículo y luego haber escrito al autor... hoy día con la vida que llevamos tan ajetreada o al menos la mía lo es así no podemos disponer del tiempo que deseamos para leer todo lo que se quiera, no lo comprendo. Yo leo en el bus al trabajo, no soy de las que llevan los cascos sino mi papyre bien agarradito y disfrutando de unos cuantos capítulos.

    En mi casa tengo mi sitio preferido para leer, con mi manta, mi té y donde me relajo, pero sólo los fines de semana... entre semana un ratito antes de dormir y vale porque no llegamos a mas...

    saludos :D

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