Mi hijo tiene 3 años, desde que nació le leo. Al principio descubrí que si leía cualquier libro en voz alta, pero despacio y con voz suave, él se dormía. Era muy chiquito, aún no había cumplido el año de edad.
Creció y le compramos libros con imágenes grandes, casi sin palabras, libros con animales, frutas, cosas.... Algunos sufrieron alguna clase de vandalismo, los clásicos: algunas líneas de lápiz en los dibujos, abrir demasiado el libro y que se rompa la costura que sujeta las páginas (que, como se muestra en la imágen, son gruesas porque son de goma-eva).... pero nunca nada muy drástico. De todas formas, ya ahí empezó a decirme "lee las letras, mamá!". De alguna forma quería que siguiera con mi dedo lo que leía, él podía decirme la fruta o el animal que estaba en el dibujo, porque ya los conocía a todos, pero él quería que yo leyera lo que decían las letras.
Un día fue con los tíos a una librería y solito eligió un libro. Me hubiera gustado estar en ese momento, su primer libro!! También era de ilustraciones, con pocas palabras, pero con sonidos. Un libro de animales de granja, que al apretar un botón se escuchaba el sonido del animal que estabas viendo, el sonido real, una grabación del animal, no un sonido inventado. A mi hijo le encantan los animales, eligió un libro que le permitía, en ese momento, expresarse con algo más que las palabras y las imágenes. Recién cumplía los dos años.
Yo sé que muchos de ustedes esperan reseñas de "Los juegos del hambre" o de "Juego de tronos", o incluso de mi abandonado "El temor de un hombre sabio", que pronto voy a retomar. Pero hoy quise contar algo diferente. El principio de algo mágico, el inicio a la lectura de la persona más especial de mi mundo.