Reseña: La Casa de los Mil Pasillos
Título
Original: House of Many Ways
Autor: Diana Wynne Jones
Saga: El Castillo Ambulante
Traducción: Gema Moraleda
Editorial: Nocturna Ediciones
Primera edición - 2010 - Impreso en España
Contratapa: La vida de la joven Charmain Baker es, esencialmente, respetable. Sus días transcurren con una calma que sólo se ve alterada por las aventuras de los libros de los que apenas saca la nariz. Y entonces, un día, su tía Sempronia le anuncia que ha de ir a cuidar la casa de su tío (un tal William que, por lo visto, es mago) mientras él está fuera.
Charmain, emocionada por hallarse al
fin ante su propia aventura, parte de inmediato. Pero cuando llega a la casa,
se topa con un laberinto de habitaciones extrañas a las que se accede según
unas instrucciones mágicas muy precisas. Hay elfos, jardineros de color azul,
comidas que se sirven solas, libros de hechizos para aprender a volar y, en
fin, todo lo que puede haber en la casa de un mago. Pero también hay pilas y
pilas de platos sucios, encantamientos que salen mal y un joven aprendiz de
carácter despistado que afirma venir en busca del mago William.
En resumen, algo para lo que ningún
libro la había preparado.
De cómo lo
encontré:
Después de leer El Castillo Ambulante y El Castillo en el Aire, TENIA que leer
esta tercer y última entrega. Por desgracia, no ha llegado a la Argentina y
tampoco se encuentra en la cómoda edición en la que tengo los anteriores. Pero
no me quejo, aunque las ediciones no coincidan (y es algo que todos buscamos
cuando tenemos varios libros de un mismo universo) esta edición es preciosa y
muy cuidada. La compré por Book Depository y llegó a mi casa con un hermoso
marca-páginas.
Impresiones: Lo necesitaba. NO
solamente porque ya había leído los otros, sino porque estaba en una especie de
“agotamiento lector” (que aún no se convertía en “reading slump” pero que
estaba próximo).
Muchas veces es terapéutico poder irte a un mundo donde no todo es “romance adolescente” que opaca la historia principal. Aquí es fantasía pura y dura, esa en la que, cada vez que abres el libro, te transportas, puedes ver la casa, las bolsas de ropa sucia, el acantilado y el techo dorado del castillo del rey. Puedes jugar con Waif, enojarte con Peter o temerle al Lubbock. Una historia en la que te sumerges y de la que no quieres salir.
Muchas veces es terapéutico poder irte a un mundo donde no todo es “romance adolescente” que opaca la historia principal. Aquí es fantasía pura y dura, esa en la que, cada vez que abres el libro, te transportas, puedes ver la casa, las bolsas de ropa sucia, el acantilado y el techo dorado del castillo del rey. Puedes jugar con Waif, enojarte con Peter o temerle al Lubbock. Una historia en la que te sumerges y de la que no quieres salir.
Otra buena cosa de este libro es que,
como en el anterior, queridos personajes hacen su aparición y eso me encanta,
volver a encontrarme con viejos y queridos amigos y saber qué pasó con ellos “después”.
También como los anteriores, la
historia es sencilla pero atrapante, los personajes nuevos son entrañables y la
ambientación es preciosa. Todo cae en su sitio al final, aunque en esta entrega
no he podido ver tantas conexiones como en los libros anteriores, sí que hay un
misterio que se revela al final. Quizá eso debo reconocer como un fallo, ya que
los otros libros iban mostrando cosas que al final tenían su sentido y te daba
ganas de volver a leer sólo para ver que allí estaban todas las pistas. En
cambio acá no encontramos eso, el misterio se resuelve al final, con elementos
propios y no con elementos anteriores de la historia. De todos modos, la trama
en sí, y todos los elementos que componen este libro, son mágicos y de ninguna
manera pierden encanto.
Si leyeron los libros anteriores, este
es una lectura obligada. Si no lo leyeron, se perderán de muchos guiños, pero
la esencia de la historia no perderá valor ni encanto.
Lástima que ya no podamos volver al Castillo
Ambulante, a la Casa del mago William o a Ingary nunca más.
Nota final: