Título: Hechicera de relojes
Autora: María Inés Linares
Editorial: Ediciones B
Primera edición - Mayo 2012 - Impreso en Argentina
Iván es preciso, correcto y eficiente. Vive dedicado
a sus obligaciones, y su única pasión es su colección de relojes. Para él
representan la seguridad, la certeza de lo inmodificable.
Anastasia e Iván están destinados a encontrarse y
desencontrarse. Los vaivenes del tiempo y de la Naturaleza los alejarán
y acercarán, mientras la magia los sobrevuela como un indiscreto colibrí.
Porque la magia, por suerte, no le teme a nada. Ni
siquiera a los relojes.
"Hechicera de relojes es
un viaje a los sueños.
En este
libro María Inés utiliza el género fantástico como una metáfora, una manera
original de desentrañar amistades, relaciones y futuros inciertos.
La poesía
discurre entre las palabras como un río cristalino.
Anastasia
es lo que una mujer desea en algún momento ser y todo hombre encontrar. Pero
como en toda buena historia, nada es lo que parece.
Un libro
para enamorarse, un relato lleno de magia, de esa que requiere conocer las
fuerzas de la Naturaleza
y sus secretos, pero también de la otra, la que se teje con palabras y hace que
uno agradezca el viaje, y ruega que no termine más"
Leo Batic
(autor de la trilogía “El último reino”)
De cómo lo encontré: Lo compré por la tapa y por el título,
en ese orden. La tapa es una ilustración de Leo Batic (de quién tengo “Seres
mitológicos argentinos – Libro Primero: Patagonia) y le da al título el marco
perfecto. Me encanta que un libro de una autora argentina esté tan bien
presentado desde el principio. Me pasó con Liliana Bodoc que tiene una trilogía
maravillosa que, en las primeras ediciones, tenían unas tapas tan insípidas que
me los compré de pura casualidad, por suerte ahora han cambiado la edición y el
exterior se corresponde con el interior. En este caso, Linares y Batic han
hecho una excelente asociación con un resultado atrayente, es un libro que
llevás a la caja de la librería sin dudarlo y que leés en el subte con esa
picardía que te dá que todos estén mirando el dibujo de la portada y se
pregunten qué hay dentro.
Impresiones: Me encantó!!
Pero empecemos desde el principio. Hechicera de
relojes es un libro sorprendente (en el buen sentido). Comienza con el
nacimiento de las gemelas Amorina y Justina, cronometrado por su hermano Iván,
y no es hasta un par de capítulos después que entra en escena Anastasia, la
protagonista (a quién vemos en la tapa). Ese capítulo me desconcertó, porque ví
muchas similitudes con Anne de Tejados Verdes de L.M.Montgomery y creí que así
seguiría la historia, pero por suerte sólo fue un genial guiño a quienes hemos
leído (o visto, o ambos) esa historia. Desde allí la historia se desarrolla a
buen ritmo, con capítulos cortos de dos o tres páginas que te invitan a seguir
leyendo “uno más” antes de dormir (que saben que es mi único momento de
lectura, desgraciadamente).
Llegada la mitad del libro uno siente que ya está,
que la historia se puede cerrar y mira el resto del libro con desconfianza.
Pero de repente hay un giro inesperado (y necesario) que desarma todo lo que
parecía ser perfecto. Lo mismo pasa casi al final, cuando creía que estaba todo
por cerrar, un detalle inesperado que me desconcierta (otra vez de buena
manera) y que cierra algunas cuestiones que habían quedado descolgadas de los
primeros capítulos. Un par de sorpresas más sobre el final hacen que la
historia cierre completamente para todos los personajes.
Es un libro lleno de magia, pero no de las que se
usan para arreglar cosas o para cambiar otras, sino es magia pura, natural,
sutil en algunos casos y que acompaña la historia. Para ilustrar lo que acabo
de decir, creo que es mejor que “vean” una partecita de la historia, donde
conocemos a Coral y Bruno, los padres de Anastasia, que eran perfumistas:

Y así es como la magia de la historia se mezcla con
la magia de algunos personajes, con sutiles intervenciones.
Un libro que recomiendo completamente. De los que
ocuparán ese lugar en mi biblioteca que miro con cariño y que, sin duda,
volveré a disfrutar.
Nota final: